CUADERNO DE VIAJE
 VIAJES Y VIAJEROS
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VIAJE A SICILIA(cont.)

CAPÍTULO IV

DEL AFAMADO SANTUARIO DE SIRACUSA, LA DECEPCIÓN DE LA CAVA DE ÍSPICA. MONSTRUOS EN LOS BALCONES : EL ESPLENDOR BARROCO EN NOTO Y RAGUSA
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Tras un desayuno mas propio de un cuartel o un colegio religioso que de un hotel, fuimos a visitar el vecino y famoso Santuario. Por dentro el espacio es grandioso, pero no nos encontramos muy cómodos en la visita, dado que la mayor parte de los visitantes eran (ultra)devotos y nos sentíamos un poco fuera de lugar.

Fuera ya de Siracusa nos desplazamos hacia la Cava Íspica. Un fiasco, después de las ilusiones que nos hizo albergar la guía de Miguel Reyero, que hablaba de miles de tumbas desde la antigüedad clásica hasta la edad media. Vimos unas cuantas tumbas paleocristianas, que igualmente podrían haber pertenecido a otra época y sin ninguna decoración ni arte.

Noto es una pequeña ciudad con dos calles paralelas llenas de iglesias y palacios barrocos y sin un turista, salvo nosotros. Es otra de las múltiples ciudades que quedaron destruidas por el terremoto de 1693, encargándose el proyecto de la nueva ciudad al arquitecto Gagliari quien construyó con la piedra dorada de la comarca una de las ciudades barrocas más bellas de Italia. La Un balcón en Notoiglesia de San Domenico es preciosa y tiene una exposición dentro de mosaicos de una villa romana. Justo enfrente está el Teatro Vittorio Emmanuel, muy pequeño pero como una joyita. Siguiendo la calle principal seguimos encontrando iglesias (San Carlo, El Gesu..) y el Ayuntamiento y la Puerta de entrada al final, todo barroco.

EL palacio de los balcones monstruosos (Nicolaci Villadorata 1.640), ha sido recientemente restaurado y apabulla los demás palacios que hay a su alrededor. Los balcones del palacio siguen la moda del barroco siciliano de apoyarse sobre ménsulas que representan animales, sirenas, monstruos... Cada uno de los balcones tiene un motivo que no se repite.
La catedral está completamente tapada y en obras, ya que hubo un terremoto en 1992 y se cayó gran parte de ella, comenzando las obras de reconstrucción en 1996.

Salimos hacia Ragusa, situada sobre un espolón rocoso bordeada por dos cañones. Ragusa es otra ciudad barroca. Está dividida en dos núcleos muy diferenciados, uno más moderno en la parte alta de la ciudad y luego la Ragusa inferior llamada Ibla, levantada sobre la mítica Hybla Heraia, también arrasada por el terremoto de 1693 y reconstruida con espléndidas iglesias y palacios barrocos.

Ragusa Ibla, Ragusa

Recorremos a pie Ragusa Ibla hasta llegar a la Catedral de San Giorgio, teatralmente colocada al final de una gran escalinata, y en cuya preciosa plaza nos sentamos en una terraza a tomar leche de mandorla (almendra) que está muy buena. En la misma plaza está el Circulo de Conferenciantes donde los notables de la villa se reunían a hablar.

CAPÍTULO V

DE LA AFAMADA VILLA DEL CASALE. DEL VALLE DE LOS TEMPLOS EN AGRIGENTO. DE LOS PELIGROS Y TERRORES PASADOS EN LA RUFIANESCA VILLA DE CORLEONE. AL FIN PALERMO.

La necesidad de dormir en Piazza Armerina venía provocada por la ineludible visita a la Villa del Casale. Se conservan a pocos kilómetros de la población los restos bastante bien conservados de una Villa del Casale, Piazza Armerina. Mosaico de las gimnastasvilla romana de gran tamaño. Se trata de un grandioso conjunto de edificios destinados a residencia de campo y construidos en los siglos III y IV D.C.. Jesús insistía que eran mejor los mosaicos de las villas romanas de Palencia, pero en mi opinión era chauvinismo puro y duro. Estos me parecieron muchos más y mejores. Los mosaicos de la caza (mayor y menor), de los trabajos de Hércules, el erótico, frutos, las gimnastas, que es el famoso de las chicas en bikini, los juegos de niños, etc... eran de preciosos colores y muy bien conservados.

Al llegar al valle de los templos de Agrigento, iniciamos la visita por el Templo de Hércules, en ruinas, del que solo conserva en pie unas o columnas, pero en un emplazamiento bonito. Nos dirigimos hacia el rojo Templo de la Concordia (S. V AC), el mejor conservado y que está en pie completo salvo el tejado. Al fondo se levanta el Templo de Hera, más deteriorado. En el camino de uTemplo de la Concordia, Agrigentono al otro y hay varias tumbas paleocristianas, cisternas, restos de una de las puertas de la muralla. En el entorno hay muchas mas tumbas paleocristianas que en la Cava Ispica. En el segundo recinto está el Templo de Castor y Pólux con 4 columnas en pie y restos de otros templos, uno redondo y al parecer una gran cisterna, y el famoso Telamón tumbado (atlante) cuyo original veríamos después en el museo. El museo está en el mismo recinto que una evocadora iglesia cisterciense, un eclesiasterion (los restos de una especie de odeón o ayuntamiento contemporáneo de los templos) y la torre-oratorio de Falaris. En la iglesia, como era habitual en todo el viaje, había una boda, y a la salida, en vez de arroz les tiraron papelitos con sus nombres y expresiones de enhorabuena y buenos augurios para los esposos.

El museo es muy interesante ya que además del Telamón auténtico puesto en la posición original (vertical), tenía una maqueta del templo donde estaba y sus medidas, que eran enormes. También había varias esculturas de efebos y sobre todo vasos griegos muy hermosos.

Ya de camino a Palermo, a Pedro se le antojó ir a Corleone, (como estaba programado). Aunque ya era tarde, acabamos pasando por allí. Lejos de encontrar a Al Pacino o a Robert de Niro, encontramos unas cuantas naves industriales y un pueblo bastante anodino. Para inmortalizar los peligros pasados en el pueblo por excelencia de la mafia, Pedro se hizo una foto con el cartel indicador de la población que hay a la entrada por la carretera. Gracias a la alta tecnología de las pinturas reflectantes (¡que bien reflejan los flashes!) con las que se pintan estos carteles, en la foto solo se ve a Pedro y no se lee el texto del cartel.

CAPÍTULO VI

DE RUINAS Y MAS RUINAS. SELINUNTE. SEGESTA . EL PUEBLO DE ERICE Y SUS COCHES ANTIGUOS. EL DELIRIO DEL MOSAICO: MONREALE Y CEFALÚ. DE HERTZ , DE SU FRANQUICIA Y DEL MAL RATO QUE NOS HICIERON PASAR.

Selinunte, con sus ruinas ciclópeas y sólo un templo en pie. Sus ruinas surgen sobre dos elevaciones de la costa meridional de Sicilia. Fue fundada por los griegos en el siglo VII a.C. y debe su nombre, según dicen, al perejil silvestre (en griego selinon), que abunda en la zona. Dimos un agradable paseo entre los templos y la ciudadela, a la que se accede cruzando unas imponentes murallas y que a su vez contiene mas templos y los restos de la ciudad amurallada, las casas, las calles y los edificios públicos.

Después de Selinunte, fuimos a Segesta, en un emplazamiento espléndido sobre la ladera de una colina. Es el único templo que se conserva en pie originariamente, esto es, que no se ha caído nunca y por tanto, no ha sido reconstruido. Data del siglo V A.C. y es uno de los mejor conservados de la arquitectura dórica griega. Las columnas están sin el estriado característico porque por alguna ignorada razón la obra quedó inconclusa.

Templo de Segesta

Tras visitar el templo subimos al teatro, situado en lo alto de una colina frente al templo. Vemos las ruinas, el teatro con un emplazamiento excepcional, dominando el paisaje y al fondo el mar, la mezquita y las ruinas de lo que han ido excavando.

Salimos hacia Erice, donde llegamos amenazando lluvia. Una de las ciudades más pintorescas de la isla. El panorama que se divisa de las islas Egadas desde la parte alta de la ciudad es espectacular. Paseamos por el pueblo, por sus callejas estrechas bajo una fina lluvia. Llegamos hasta el parque y el castillo desde donde hay unas magníficas vistas, irreales desde el ambiente gris de lluvia, y seguimos callejeando hasta llegar a la iglesia de Ntra. Sra. de Gracia, muy barroca por dentro, y un poco ajada. Hay calles tan estrechas que en alguna no entro yo con el paraguas abierto. Acabamos en la catedral de la Asunción con su torre exenta a la que subimos y desde la que las vistas, dominan varias islas, unas salinas, la ciudad de Trápani y las campanas de la torre y el pueblo.

A la mañana siguiente nos acercamos a la vecina Monreale situada en la ladera de una colina alClaustro de la catedral de Monreale sur de Palermo. Visitamos la catedral, cuya maravillosa puerta nos recibe, levantada por voluntad del rey normando Guillermo II. Su interior muestra un raro equilibrio entre el gótico, el árabe y el bizantino. Una vez dentro contemplamos el claustro de una belleza excepcional con ventanas geminadas con incrustaciones y arabescos, así como singulares arcos que recorremos capitel por capitel, y su hermosa fuente donde dicen que si te lavas las manos rejuveneces 10 años. Cuando una excursión de turistas añosos escuchan esto, se arma un gran revuelo y tenemos que esperar un buen rato hasta que se despeja la fuente para poder hacer fotos.

La iglesia es todavía más llamativa, cubierta íntegramente de mosaicos, que contemplamos uno por uno, ya que cada uno cuenta una historia diferente. Al fondo, en el ábside, está el famoso pantocrator, realizado con pequeñísimas teselas. Tan pequeñas que desde lejos parece una pintura en lugar de un mosaico. A un lado del transepto está la barroquísima capilla del crucifijo que da acceso al tesoro. Totalmente realizada en mármol de varios colores y otras piedras semipreciosas a la manera de los cosmatescos en los suelos y con las paredes abarrotadas de motivos escultóricos, adornos teatrales, máscaras etc.

Llegamos a Cefalú recorriendo la carretera de la costa. Debe su nombre al peñasco en forma de cabeza (del griego Kephalos) que la domina. Está formada por callejas estrechas con palacios y casas señoriales asomadas al mar y con la montaña haciendo de escenario al fondo. Visitamos los lavaderos medievales.

La catedral la mandó construir el rey Roger II. También tiene mosaicos, pero solo en el altar mayor. Es menos vistosa que la de Monreale. De poder elegir es preferible ver antes Cefalú que Monreale, para ir de menos a mas. No obstante es también muy bonita y merece la pena la visita.

Salimos hacia Palermo donde teníamos que devolver el coche a la agencia de alquiler. Íbamos un poco nerviosos porque no sabíamos si nos iban a cobrar los desperfectos: un raspón en el lado derecho y faltaba una rejilla del paragolpes. Llegamos a la agencia y todos haciéndonos los suecos. Salió el de la agencia y se puso a mirar el coche por todos lados. Nos hizo firmar. No parecía que nos quisieran cobrar nada. Salimos todos y a la vuelta de la esquina nos pusimos a dar saltos de alegría. Eduardo descansó; podía comer el resto del mes.

Jesús llama a su amiga Marian para ver si cenabamos esa noche y el resto descansamos en el hotel un rato. Por fin llega Marian y su pareja, un italiano de la Toscana canoso con el pelo largo recogido en una coleta. Marian es encantadora y nos llevan a un restaurante típico siciliano: Mamma Carmela, con una señora gordísima (La Mamma) que rige el negocio y sus hijas, también gordas, su yerno, y sus nietas también gorditas.

 

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