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Brampton, un alto en el camino

Texto y fotos: Jesús Sánchez Jaén    
(Pulsa F11 para verlo mejor) 

 

 Publicado: 19 - III - 2020

No hay grandes ciudades junto al Muro de Adriano, salvo Newcastle (Carlisle, en la costa oeste, no puede considerarse gran ciudad). Si uno quiere recorrerlo a pie debe buscar alojamiento en alguno de los pueblecitos o casas de labranza que hay en las cercanías de su trayectoria. Eso, además de ayudar al viajero a descansar reduciendo los desplazamientos en busca de posada, le permite disfrutar de la vida rural inglesa, muy distante del trasiego acelerado de Londres, Vida tranquila, arquitectura tradicional, productos locales y por supuesto horarios británicos: desayuno british a las siete de la mañana, almuerzo ligero, demasiado ligero incluso, a eso de la 1 P.M. y cena a partir de las 19:00, una hora a la que los españoles estamos casi terminando de merendar. Es lo primero que ha de aprenderse cuando se camina por estas tierras si no se quiere ir siempre a trasmano. Un día de madrugón sirve para acostumbrarse al horario local, aunque los españoles siempre intenten cenar lo más tarde posible.

Brampton
Brampton aparenta ser un pueblo escueto, minúsculo, en el norte de la campiña inglesa, con un centro que abarca poco más de cinco calles. En ellas no faltan un par de pubs, una farmacia, un pequeño mercado y alguna inmobiliaria. Es una población idónea para alojarse y usarla como base para recorrer el Muro y toda la comarca. A pocos km de Carlisle y a menos de la abadía de Lanercost, uno de los mejores lugares de acceso al Hadrian's Wall Path.
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Arquitectura eduardiana
En la calle principal de Brampton sobresale este edificio eduardiano con un característico color ladrillo, que alberga en sus bajos una farmacia y un pequeño market, una tienda de alimentación muy completa. Un lugar excelente para aprovisionarse de cara a las excursiones por el Muro de Adriano. Salchichas y morcillas escocesas, bacon, panes variados, mucho embutido local, comida enlatada y fruta a precios británicos. Y una amplia variedad de tés y de cervezas, como es de esperar en estas tierras.
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Los Pubs
El pub Nags Head (algo así como la Cabeza de la Jaca), uno de los más populares de Brampton, nos proporcionó el placer de probar unas deliciosas pintas de cervezas locales, difíciles de encontrar fuera de la comarca, y una cena suculenta. Comida sencilla a base de carne a la brasa, cremas de verduras y patatas asadas con ensalada, con las que disfrutar tras una larga jornada a lomo del Muro.
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Howard Arms
Es mucho más que un pub. A mitad de camino entre hotel y bed and breakfast, el Howard Arms es el sitio idóneo para alojarse en Brampton. Habitaciones sencillas y cómodas, buenos desayunos y cenas acordes a la tradición local: fish and chips, platos de carne y verduras hervidas, sopas y alguna sorpresa de influencia escocesa, como su dueño. Además tiene un pub muy agradable, en el que pasamos buenas tardes probando whisky de malta o degustando cervezas, y para colmo buena música con actuaciones en directo los fines de semana. Fue nuestro centro de operaciones durante cinco días.
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La capilla del reloj
No es la iglesia de Brampton, sino una pequeña capilla coronada por la torre del reloj de la plaza principal del pueblo. Aquí se refleja en el escaparate de una tienda, una inmobiliaria tal vez; las casas de campo y chalets están muy cotizadas en la zona. Es como el faro de Brampton marcando su down town. La plaza es tranquila y silenciosa durante la mayor parte del día. La esencia de la vida rural inglesa.
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El ocaso del norte
La noche en el norte a finales de junio se hace de rogar. El cielo se tiñe de añil, pero no pierde su luz hasta muy tarde, incluso pasadas las 23:00. Las calles de Brampton quedan vacías pronto, pero no por el clima, que era templado y muy agradable cuando estuvimos allí. Las calles se vacían porque la vida se recoge al interior de las casas por costumbre. No obstante se hace mucha vida social. Vimos coros, tertulias, grupos de música y charlas informales en los salones de los pubs. Todo con un ritmo pausado y sin grandes alharacas, algo llamativo para los mediterráneos.
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