OPORTO
Artículos  Clásicos  Diseño de viajes  Documentos  Viajeros  Principal 

Breves notas para un fin de semana en Oporto

Antes que nada, avisar que hay que tener buenas piernas para visitar la ciudad de los tripeiros. Colgada de sus muchas colinas, peñascos de granito, sobre las que se asienta la segunda ciudad de Portugal, con un millón de habitantes.
Impresiona el caudal del Duero, comparado con el río encajonado aguas arriba en las arribes charras. E igualmente impresionante desde lo alto del puente de hierro de Luis I, imagen de la ciudad por antonomasia, e inigualable panorámica con preciosas puestas de sol.
Un paseo por lo alto del puente que nos permite disfrutar desde la otra orilla, en Gaia, de una apreciada visión de Oporto, o mejor aún desde el tranquilo Jardín del Morro, junto al teleférico.

Gaia es donde se ubican las mundialmente conocidas bodegas de vino de Oporto. Una visita muy recomendable, que gracias al teleférico, nos dejará allí mismo, al pie de las inmensas naves. De entre todas, destacable por su interés, la de Ferreira, fundada por una potentada viuda hace más de doscientos años. Para pasear por entre enormes barricas y cubas de madera, contemplar fotos de época y maquetas hace falta apuntarse a alguna de sus visitas (también en español), que además nos permitirá catar y adquirir a buen precio alguna botella de tan preciado caldo.
Un vino que se cosecha generalmente a mano, en las terrazas construidas a lo largo de los siglos en las escarpadas riberas del Duero, que antiguamente era transportado en barco río abajo. Barcos rabelos que permanecen anclados en la zona de Ribeira, para curiosidad de los visitantes, y que permitían transportar las barricas hasta la desembocadura, donde se embarcaban en el largo trayecto hasta el Reino Unido. Caldos a los que se añadía aguardiente para que no se echara a perder, y que dio carácter al vino de Oporto.
La Ribeira es la zona que los turistas suelen aprovechar para reponer fuerzas en los numerosos bares y restaurantes. Merece la pena pasear por arriba de la muralla, contemplando los muelles, que nos llevan en un bonito paseo hasta la antigua aduana, hoy museo de los transportes.
Desde allí, se puede tomar el tranvía que, río abajo, hasta el faro de San Miguel, nos acercará a la desembocadura del Duero, protegida por el fuerte de Sao Joao Baptista da Foz, frente al Atlántico.
Pero previamente es recomendable subir hasta la Sé, la catedral del s. XII, con altas torres almenadas y un interesante claustro gótico, decorado con bellos ejemplares de azulejo añil. Destacar las magníficas vistas desde la explanada, junto al Pelourinho, columna de justicia. Se recomienda bajar por las Escadas das Verdades, hasta la plaza da Ribeira.

Vistas panorámicas igualmente recomendables, la del mirador de la rua San Miguel, junto al monasterio de Sao Bento de Vitoria, subiendo por las empinadas escaleras de la judería. Y muy cerca del edificio de la vieja cárcel, hoy Centro Portugués de la Fotografía. Su visita es gratuita y nos permitirá disfrutar de alguna de sus exposiciones y fondos, además de contemplar la estructura de patios, puertas enrejadas y celdas. Otro mirador es el del Huerto das Virtudes, justo encima de la Iglesia de Miragaia.
Pero, sin duda, una de las mejores vistas está en los cuidados jardines del palacio de cristal, donde se ubica el museo romántico. Lagos, pavos reales, árboles centenarios, nos permitirán disfrutar de un delicioso paseo por distintos ambientes.
Mención especial merece la iglesia gótica de San Francisco, recientemente restaurada y conocida por la “iglesia de oro” por la profusión de murales y abigarrados retablos barrocos.
Otros puntos de interés: la peatonal y comercial rua Santa Catarina, donde se encuentra la pequeña Capilla de las Almas, decorada de azulejos, y en los aledaños del pintoresco mercado de abastos de Bolhão, a unos pasos de la populosa plaza-avenida de los aliados, donde encontraremos respiro en el café Guarany, menos conocido y turístico que el Majestic, y más popular.

Para comer, tan sólo un par de referencias:
- junto al mercado de Ferreira Borges y cerca de la medieval Casa do Infante, está la Churraqueira do Infante, rua Mouzinho de Silveira, 20. Cierra los domingos. Restaurante popular, comida portuguesa.
– cerca de la aduana-Alfandega, el restaurante Papavinhos, Calçada Munchique, 23. Buenas raciones, con un ambiente acogedor y con vistas al río en el primer piso, junto a las ventanas.

Para moverse por la ciudad, se recomienda adquirir la tarjeta Andante Tour, valida de uno a tres días. Se puede comprar en el aeropuerto y, de paso, aprovecharla para desplazarse en el moderno metro (mejor que en autobús) hasta el centro, en 35 minutos. Dicha tarjeta nos permite subir y bajar en el funicular de Guindais, salvando las empinadas cuestas y escaleras que parten de la Ribeira.

Oporto es una ciudad difícil, hay que insistir para descubrir su belleza.

Texto
Eguzki y Azucena


Para saber más

Oporto.net : todo tipo de información rápida sobre Oporto.
Oportoando: Guía breve de Oporto
Mapa plano de Oporto (Via Michelin)