CIVILIZACIONES PERUANAS
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LOS SEÑORES DE LA PIEDRA Y EL BARRO

La historia de las civilizaciones en Perú es mucho más que el Imperio Inca y la conquista y dominación española, muchísimo más. Veamos. El primero no llegó a 100 años, y la segunda duró poco menos de 300, desde 1532 a 1826.

Desde los tiempos pre cerámicos hasta el dominio de los señores del Qosqo (Cuzco), en 1438, transcurren varios milenios en los que florecieron, y algunas desaparecieron, formidables culturas que han dejado su impronta en la mayoría de las regiones geográficas peruanas, en especial en la costa semidesértica y en la Sierra. Valga como ejemplo la sorprendente ciudad de Caral, en la región costera cercana a Lima, al parecer habitada desde el tercer milenio antes de nuestra era y deshabitada no se sabe bien cuando.

Algo posterior son los pequeños centros urbanos hallados en la costa trujillana datados en el llamado Periodo Formativo Temprano (1500 a 850 a.C.), capaces de albergar edificios cultuales como el de Sechín, el templo más grande conocido en la costa.

Siglos después, en el Formativo Medio, las gentes que erigieron el santuario de Chavín de Huantar, en el primer milenio antes de Cristo, plasmaron en una arquitectura sombría, cargada de rasgos aterradores relacionados con las fuerzas de la madre tierra, las estrechas relaciones de la religión con el poder. En este santuario encaramado en las altas sierras dieron forma por primera vez en el mundo andino, que sepamos por ahora, a un tipo de organización socio-religiosa que influyó de manera determinante en todas las culturas contemporáneas de la región. Las incipientes civilizaciones Moche y Cupisnique asumieron iconos religiosos del modelo Chavín basados en felinos y deidades monstruosas que perdurarían durante varios siglos en sus culturas al tiempo que desarrollaban una arquitectura e imaginería cerámica muy particulares.

Casi de manera coetánea, en los desiertos de Paracas se estableció un pueblo que conseguiría grandes logros en la producción textil y materializó sus creencias en la preparación de los difuntos para la vida del más allá. Los fardos con momias en su interior van aportando información valiosa de los habitantes de estas tierras entre el primer milenio antes de Cristo y el 200 d.C.


Las Culturas Clásicas

Todos estos pueblos, y algunos más de los que hasta el momento solo se han encontrado estructuras de poca entidad, evolucionaron más o menos paralelamente aprovechando los valles menos áridos, adaptando sus formas de vida a las duras condiciones climáticas que predominan en sus hábitats, tanto en los desiertos costeros como en la alta sierra. Poco a poco llegaron a alcanzar un nivel técnico y una complejidad social que marcaron el futuro de las llamadas “Culturas Clásicas”. De norte a sur, desde los inicios de nuestra era hasta aproximadamente el siglo VIII, Lambayeque, Chachapoyas, Cajamarca, Moche, Recuay, Lima, Nazca y Tiahuanaco son las principales de estas culturas, pero no las únicas. Fortalezas, técnicas de irrigación, acueductos, avances en los cultivos, templos y formas cerámicas, y una gran complejidad religiosa y espiritual caracterizan un periodo que sirvió de preparación para la llegada del primer intento de dominio territorial a gran escala.

En cada región hubo uno o más centros urbanos que destacaron sobre el resto, y la arqueología ha recuperado templos y edificios funerarios con ajuares riquísimos, así como cerámica de uso ritual o de adorno que con sus formas y decoración proporciona información valiosísima sobre las creencias, las costumbres y las formas de vida de los diferentes grupos humanos.


Primer estado militar

El llamado Imperio Wari, con epicentro en la región de Ayacucho pero vinculado estrechamente con el pueblo Tiahuanaco, que habitaba los alrededores del lago Titicaca, estableció, a partir del 700, numerosas plazas fuertes para controlar a unos pueblos sometidos militarmente, los de las culturas clásicas, pero sobre los que también se impusieron ideas religiosas provenientes del altiplano: el culto a la Madre Tierra, a las grandes fuerzas de la naturaleza y su vinculación con los inframundos. La arquitectura conservada de este periodo no tiene la monumentalidad de tiempos anteriores y muestra una apuesta por estructuras de defensa de tipo práctico.

Esas plazas fuertes o destacamentos, muy diferentes arquitectónicamente a lo conocido en el periodo clásico (salvo Tiahuanaco), no pasarían de ser pequeñas guarniciones que asegurasen el control territorial y el sometimiento comercial de un territorio muy extenso (al menos desde Cajamarca hasta el Titicaca, pasando por la costa limeña). No obstante la cohesión no debió llegar a ser muy fuerte, o al menos no fue demasiado duradera; cuatrocientos años después, hacia 1100, desaparecen los registros arqueológicos de cultura Wari y son sustituidos progresivamente por una revitalización de los centros de poder clásicos.


Los estados regionales

Por lo que puede deducirse de los restos que van apareciendo, algunos de esos centros clásicos alcanzaron, una vez desligados del dominio wari, unas dimensiones culturales y económicas no conocidas hasta el momento en la sudamérica precolombina. El ejemplo más interesante es el de Chan Chan, la capital del reino chimú, una ciudad de adobe colosal, con ricos y extensos palacios, que creció en el territorio de influencia de los moches, a quienes sustituyeron los chimús (o bien estos son una evolución de aquellos).

Pero no debemos olvidar mencionar en este periodo lugares como el valle de las pirámides (Túcume), un gran asentamiento urbano del que quedan cientos de construcciones piramidales de adobe carcomidas por los siglos que sin duda desvelaran grandes hallazgos. O el apartado reino Chacha, con su principal fortaleza conocida, Kuelap, encaramada en los cerros brumosos que preceden a la selva, y sus peculiares formas de enterramiento en grandes sarcófagos antropomorfos.

En el sur destacaron los lupacas y los collas en torno al Titicaca, y una pequeña ciudad en las montañas, Qosqo, fruto de la incipiente cultura inca, poco conocida hasta entonces.


El Tahuantinsuyo

El reino fundado por Manco Capac, el primer gobernante inca mencionado en los anales, creció desde el siglo XII a expensas de sus vecinos, y sorprendentemente, gracias a una gran tecnología agraria, que permitía aprovechar al máximo los recursos de la tierra, y a una fuerte estructura social y militar. En 1438 el inca Pachacútec derrotó a una coalición de pueblos vecinos, dando inicio a la conquista, junto con su hermano Capac Yupanqui, de gran parte de la franja oriental de Sudamérica. En pocos años el imperio de los señores del Qosqo se había extendido desde los Andes centrales hasta el río Ancasmayu, cerca de Pasto, en el norte, y hasta el río Mauli, cerca de Santiago de Chile en el sur.

El gran imperio de la América precolombina, el de mayor extensión sin duda, alcanzó algunos logros llamativos pese al desconocimiento de elementos culturales tan básicos como la rueda o la escritura. La organización del imperio, muy estructurado, se basó en una gran red de comunicaciones a partir del Cápac Ñan, o gran camino inca que unía Cuzco con Quito y Santiago.

Para su desgracia el Imperio no sobrevivió a la llegada de los españoles. En 1532 Francisco Pizarro, aprovechando el descontento de muchos pueblos sometidos por los incas y las rivalidades internas de estos, derrotó al Inca Atahualpa en Cajamarca poniendo fin a un imperio asombroso por su dramático destino y sus logros técnicos.

 

 

Ver tabla cronológica   

Para saber más

Efecto Foehn
http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Föhn

Corriente de Humboldt
http://enciclopedia.us.es/index.php/Corriente_de_Humboldt

Capturando la niebla
http://www.nature.org/wherewework/southamerica/peru_es/features/art31617.html

 

Jesús Sánchez Jaén