CUADERNO DE VIAJE
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AMSTERDAM EN UN FIN DE SEMANA

 

Si estáis pensando en ir a conocer Amsterdam en un fin de semana cualquiera, yo os recomendaría por experiencia propia, que fuerais el primer fin de semana de mayo y si es posible que paséis ya allí el 30 de abril, que es una de las fiestas grandes de Ámsterdam. Es el día del cumpleaños de la reina, y toda la ciudad, las casas, los escaparates de las tiendas, las calles, los canales, los barcos y las personas se visten de naranja y salen a celebrar la fiesta en las calles. Nosotros este año llegamos tarde, el día 1 de mayo, pero aún se veían restos naranjas por todas partes y nos pudimos hacer una idea de lo que debe ser en todo su apogeo la ciudad de fiesta naranja.
Lo de recomendaros estos días en particular, además de por la fiesta de la reina, es porque en esta época del año es cuando están allí en plena floración los tulipanes y el recuerdo más hermoso que me he traído del viaje a Ámsterdam es el de los campos de tulipanes florecidos y el del parque Keukenhof, que está a unos 25 km de Ámsterdam, que es una maravilla para la vista con miles de tulipanes de todos los colores, formas y tamaños como nunca había visto, en combinaciones de parterres, árboles enormes y lagos que hacen que merezca la pena incluso para los que no les interesen las flores, pasar un día entero allí o acercarse en bicicleta desde Ámsterdam hasta Harlem (pueblo precioso también con canales y que merece también una visita) como hicimos nosotros, y desde allí tomar un autobús al parque. Hay que pagar entrada para visitar el parque, y es algo cara, pero para mí fue como ir a un parque de atracciones, donde las atracciones son las flores. Mis hijos que son adolescentes, y no especialmente amantes de las flores, disfrutaron casi tanto como yo, haciendo fotos, descubriendo zonas del parque, buscando los tulipanes más grandes o de color más vivo y creo que casi esto fue lo que más les gustó del viaje.
El acercamiento a Ámsterdam, ya desde el avión, es hermoso. Cuando sobrevuelas Holanda, sorprende la cantidad de agua que recorre el país y parece inundarlo. Parece que al aterrizar y poner el pie en el suelo uno va a tener que ir saltando de piedra en piedra para no caer al agua, pues se ven trozos de tierra verde y casas rodeadas de una maraña de ríos, canales, charcos y cursos de agua que parecen dejar islas de tierra. Luego ya en tierra no es así, claro, pero hay mucha agua por todas partes.
La ciudad de Ámsterdam, sobre todo la parte vieja, que es donde está el centro histórico, es como una almendra que limita con el mar por la parte de la Estación Central, y alrededor de la cual hay semicírculos concéntricos de canales de agua, que están atravesados por radios de puentes y calles. Hay como 7 canales concéntricos, aunque realmente hay muchos más. Es muy agradable pasear con calma y ver pasar los barcos por los canales, también observar las casas que dan a los canales y su reflejo en el agua, que no está muy limpia, pero no huele mal.


Ámsterdam, o al menos el centro, es una ciudad pequeña, sobre todo si se compara con Madrid, con muy pocos coches circulando, y donde la mejor forma de moverse es andando o en bici y para trayectos un poco más largos el tranvía. Sale bastante bien de precio alquilar una bici, y enseguida te sientes un poco más parte de la ciudad y menos extranjero desde la bici, pues la ciudad está llena de bicis moviéndose y atadas a cualquier sitio que se preste para ello. Es muy curioso ver cómo llevan decoradas las bicis, cómo llevan a los niños en carritos acoplados, la compra o incluso los perros en sus bicis. Mi hijo hizo una colección de fotos de bicis que le llamaron la atención.
La gente suele ser bastante amable (más los jóvenes) y parece que casi todos saben inglés. Para preguntar y moverse por allí es importante el idioma, pues los letreros en holandés son muy complicados, y no se entiende nada ni por deducción. Hay mucha gente joven por la calle y de muchas partes del mundo, pero se les ve perfectamente integrados viviendo allí con su identidad propia, pero de forma no aislante, y eso le hace a uno que viene de fuera sentirse a gusto, acogido. Además es una ciudad tranquila, donde se pasea sin sensación de miedo, ni por la noche.
Hay muchos bares, restaurantes, coffe-shops, donde se ve a la gente tranquilamente sentada, y hay zonas de la ciudad donde huele a porro por la calle.
Para comer hay muchos restaurantes orientales con una comida muy buena. En general la comida y la bebida es allí más cara que en España.

Ámsterdam es una ciudad llena de museos, pero para pocos días hay que elegir, según los gustos de cada uno cuáles visitar. Creo que el museo de Van Gogh merece la pena y no hay demasiada cola para entrar y supongo que el Rijk museum también (yo sólo lo ví por fuera). Me quedé con ganas de ver el museo del Diamante y también me gustó ir a conocer la casa-museo de Rembrandt. Es una típica casa holandesa del siglo XVII conservada con sus muebles originales y con las pertenencias del pintor y cuadros de éste. Me sorprendieron los armarios-cama que había y donde dormían sentados, pues pensaban que si dormían completamente tumbados se morirían.
También merece la pena, desde otro punto de vista, la larga cola que hay que hacer para visitar la casa de Ana Frank, que aunque realmente no tiene mucho que ver, impresiona, más si uno ha leído su libro, al imaginar y sentir un poco, cómo pudo ser su vida allí encerrados durante varios años, sin poder hacer nada de ruido durante el día, para terminar finalmente muriendo en un campo de concentración.

Sobre el famoso barrio rojo, que está en pleno centro de la ciudad, alrededor de la Oudekerk (iglesia vieja), parece que va a desaparecer y merece una visita, pero hay que buscar los callejones algunos bastante estrechos, entre calles de casas muy antiguas. Allí están filas de escaparates donde están las prostitutas, dentro de unas cabinas con puertas de cristal. Algunas son muy jóvenes, otras viejas…Resulta sorprendente y algo chocante y más aún si vas con tus hijos jóvenes, pero lo que yo ví no era sórdido.

También es casi obligado parar un buen rato en el mercado de las flores, colocado en paralelo a uno de los canales y donde se pueden comprar bulbos (los hay de Amarilis muy grandes) o flores de todo tipo. Para disfrutar mejor del colorido de este mercadillo es preferible ir antes de visitar el parque Keukenhoff, pues si es al revés, ya no parece tan bonito el mercado de las flores. Y si queréis ir a uno de los mercadillos de Ámsterdam, en el barrio judío, arrancando en la plaza de Waterloopein, hay un mercadillo de ropa y cachivaches muy peculiar, para pasar el rato y comprar alguna cosa, de las que no hacen falta. Cerca hay un café con terraza hacia el canal, donde se come bien y se está muy a gusto viendo el panorama.

Por último para terminar con las sugerencias, os aconsejo daros una vuelta por las calles de tiendas superlujosas, que no tienen nada que envidiar a las de Paris. La más famosa está cerca del Rijk Museum, se llama Peter Cornelius Hoofstraat.

Después de compartir parte de lo que yo viví, creo que lo mejor para poder apreciar el encanto de esta ciudad que invita a quedarse allí o a volver pronto, es perderse un poco por sus callecitas y dejarse empapar por el alma de la ciudad: no lo olvideis, os está esperando.

Algunos datos de interés:
- Hay una guía gratis para visitantes que incluye un plano muy bueno de la ciudad. Visitor’s guide (www.yellowpages.nl)
- Para ir del aeropuerto de Schipohl a Central Station en Ámsterdam hay trenes cada 10 minutos. Los billetes se pueden comprar en máquinas automáticas.
- Para alquilar bicicletas MACBIKE funciona bien y te dan un buen mapa de Ámsterdam. info@macbike.nl y www.macbike.nl
- Información sobre el parque keukenhoff en www.keukenhoff.nl
- Of de Turismo de Holanda en Madrid: Plaza de Callao Nº 1, Tf: 91 360 50 45. Envían información por correo a quien lo solicite
- www.amsterdam.info/es/ (Página en español)
- www.expatica.com , página hecha por extranjeros que viven en Holanda
- www.amsterdam.nl

Texto y fotos: 
Rosario Fernández De Gatta


 

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